domingo, 7 de marzo de 2010

Celebración Tardía

Ayer fuimos a celebrar el 14 de febrero con el gringo. Sí, han pasado tres semanas, pero no fue posible antes, tanto por razones anímicas como de fuerza mayor. Y, como dice el dicho, más vale tarde que nunca.

El restaurant escogido para almorzar fue el Majestic del Alto Las Condes. Él hizo la reserva para la una y media. Llegamos justo y nos recibieron muy cordialmente. Esa hora es ideal para llegar a almorzar, porque a las dos se llena todo y ya no hay donde quepa un alfiler.

El Majestic es un hotel en el centro de Santiago, que anexó a sus servicios el de restaurant de comida india gourmet. Tuvo tanto éxito, que decidieron abrir una sucursal en el Mirador del Alto Las Condes, la que se inauguró a fines de enero de este año.

Les quedó muy bonito y muy bien hecho el lugar, porque tiene regia vista, además la estructura y los decorados son muy cálidos y de buen gusto. Es cierto que tiene un elefante dorado y figuras de lo que parecen dioses hindúes también doradas, pero son pocas, de tamaño mediano y el resto es sobrio, por lo que no se ve chabacano.

La comida es exquisita y está muy bien servida. Pedimos un mix de empanadas y croquetas para empezar. La empanada era una tormenta de comino (demasiado para mi paladar lego) y la croqueta de papa no tenía mucho sabor, pero se compensaba con las salsas que acompañaban el plato en una bandejita aparte. También contenía quesillo rebosado, muy rico: crujiente por fuera, blando y caliente por dentro, muy sabroso.

El segundo plato viene también aparte de la vajilla, vasijas de metal contenían pollo con salsa de yoghurt-coco y cordero con una salsa picante (te la ofrecen por grados: 1, 2, 3 ó 4, siendo 4 la más picante).

El arroz es más largo y delgado que el que uno come normalmente (parecen cabellos de ángel diminutos). Nosotros pedimos uno para los dos con verduras, que contenía almendras, marrasquino, piña y mango, pero no se sentía dulce.

Pedí un postre de zanahoria que no estaba muy rico, era como un montículo de la verdura cocida y endulzada con algo como leche condensada. Desabrido.

El valor por persona es alrededor de veinte mil pesos. Vale la pena la experiencia.

Me pusieron una pegatina en forma de círculo fucsia en la frente, donde las hindúes se pintan un punto rojo. Me sentí como los niños que van al Jumbo y salen con la cara pintada.

Eso es todo por ahora. Nos leemos.

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