No me había dado cuenta de lo influyente que es la rutina en la desmotivación.
Cuando llevas mucho tiempo trabajando en una misma parte, te aplasta el día a día. Un día igual al otro y al siguiente a ese y también al anterior a todos los demás.
En cambio, cuando uno empieza en un nuevo cargo, la motivación sube al máximo y la contagias al grupo de trabajo que te rodea. Aportas una nueva visión y llevas aires de cambio al sistema.
Es estimulante enfrentar desafíos, no tener control de todas las variables y jugar a dominarlas. Tienes energías de sobra y parece que el día volara.
No llevo ni una semana en mi nueva pega y ya siento que ese lugar es mi segunda casa. Y me encanta el Centro, aunque me da susto que me asalten.
Mientras camino, miro con ojos de asombro cada esquina, cada tienda, cada puesto ambulante. Seguramente parezco loca para los habitués.
Cuando los cambios son buenos, bienvenidos sean.
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