Este fue un día particular (como la película "Una Giornata Particcolare" pero en buena XD) porque fue mi última jornada laboral en pro de los autores chilenos, trabajé para todos: músicos, actores, directores, cineastas, guionistas, pintores, escultores, fotógrafos, escritores, etc. Esa es la ventaja del Departamento Internacional, prestar servicios de traducción y celebración de acuerdos internacionales a todas las sociedades de autores no importando la materia de protección.
Ya me fui por las ramas de nuevo, la cosa es que hoy estuve llena de homenajes y amor. Dí más de 100 abrazos y aún un número mayor de besos. No sé cuántas veces me desearon suerte y lo mejor para mi futuro. Mucha otra gente me agradeció que me fuese a despedir personalmente y otros tantos lamentaron mi partida. De verdad traté de despedirme de cada uno en forma personal, pero desafortunadamente no me alcanzó el tiempo.
Estuve a punto de ponerme a llorar de la emoción varias veces, pero logré mantener la dignidad y salir entera, aunque debo decir que fue difícil. Porque justamente uno de los mejores aspectos de esa organización es la calidez de su gente y extrañaré muchísimo eso.
Hoy recibí dos "Te quiero mucho"s de personas que jamás en mi vida me hubiese imaginado que me dirían algo así. Es fuerte que te digan eso. Parece que la ternura, la paciencia y la renuncia sí dan frutos, a veces, después de todo y, además, en forma transversal, desde el más poderoso al más humilde.
Como no contaba con que me harían variados regalos, me devolví con una mochila repleta y pesadísima y tres bolsas completas de cosas personales (uno acumula muchos cachureos en cinco años), además de un gran pedazo de torta de mi celebración, por lo que hice malabares para traer todo a mi casa.
Volví con las manos y el cerebro llenos de todo el amor y las imágenes de quienes me ayudaron a crecer personal y profesionalmente.
Ni en mis mejores sueños imaginé que mi último día sería así, en serio. Estoy más que contenta con todo lo sucedido hoy, pero no creo merecer tanto, uno hace su pega lo mejor que puede y trata de facilitársela a quienes lo rodean y eso es todo, pero, por lo visto, parece que no todo el mundo es así.
La vida sigue su curso y seguramente volveré a ver a muy pocos de mis compañeros de travesía. Pero así debe ser, hay que caminar y caminar, nunca para atrás mirar, como dice la canción...
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