domingo, 5 de diciembre de 2010


En esta época los padres se pelean por darle el mejor regalo a sus hijos, comienza la competencia económica, los resentimientos por quién gana más (http://mujer.latercera.com/2010/12/05/01/contenido/23_1681_9.shtml).
Hoy mi sobrinita me dijo: "toma, por ser tan bonita", entregándome uno de los juguetes que le habían regalado ese mismo día en la mañana. Y su hermano después me regaló un "eres la mejor amiga". Estoy chiflada por ellos. Hoy bailamos, jugamos Play Station y a Escaleras y Toboganes, tomamos leche, nadamos en la piscina, comimos cerezas en traje de baño acostados en el pasto riendo. Sería fácil perder el camino y gastarme la mitad de mis ahorros en juguetes para ellos. Pero SÉ que eso no es amor y que consentirlos tanto no les hará ningún bien. Ellos claramente prefieren el tiempo y dedicación que pueda darles. Ya les compré un sencillo regalo de Navidad a cada uno. Punto.

Por otra parte, las altas expectativas en la perfección de los detalles de la celebración de la Navidad constrastan con la constatación de la realidad que no cumple con todos esos requisitos demenciales. Las estadísticas dicen que la depresión y el suicidio aumentan en diciembre y principios de enero (http://www.generaccion.com/usuarios/7461/diciembre-aumentan-casos-depresion-suicidios). Claro, si se supone que TIENES que ser feliz en Navidad y en realidad no todo en tu vida es tan maravilloso, eso es algo que alguna gente simplemente no puede soportar.

Creo que es crucial tener en cuenta que la vida no es una película del tipo "Sleepless in Seattle" y no siempre está llena de magia y amor ideal.

En lo personal, no me muero por una vida de lujos, igual uno que otro mimo me parece necesario, pero tener siempre lo mejor - económicamente hablando - no está en mis prioridades. Por ejemplo, si bien es cierto que me gusta viajar al extranjero por vacaciones, ir a Argentina en vez de a Thailandia no me amarga el periodo de descanso. Lo paso bien donde esté.

Me acuerdo de los '80, cuando si los papás no podían darte algo, simplemente no lo tenías y punto. Nada de endeudarse (en esa época pedían aval) y pagar en quinientas mil cuotas. Hoy no entiendo el mundo, todo el mundo quiere todo y lo quiere ahora (valga la redundancia y cacofonía), entran a tiendas con música de Reggeaton a todo volumen a vender su alma al diablo por cosas que muy probablemente son desechables y el próximo año no recordarán que querían, pero que ahora TIENEN que poseer porque "no pueden ser menos que el vecino".

Acabo de terminar de leer "La Larga Marcha" de Stephen King. Ayudaría a cualquiera que hubiese perdido la perspectiva de lo que es importante y lo que no. Por suerte yo tengo mis prioridades súper claras y mi cabeza no está llena de pajaritos y signos de moneda.

Encontré algunas recomendaciones para una NAVIDAD AUSTERA (http://www.elamaule.cl/admin/render/noticia/6872), yo seguiría las que nos tienen que ver con el catolicismo, como la 2, la 4, la 8 y la 10, y adaptaría algunas de las otras, en la medida de lo posible.

Finalmente el gran cliché de que dar es mejor que recibir se convierte en una gran verdad si uno de verdad lo siente y logra satisfacción haciendo felices a los demás.

Recuerden esto cuando estén en un taco horrible camino al centro comercial para hacer sonar la tarjeta de crédito. Los regalos hechos por uno de verdad funcionan, yo he hecho galletas navideñas, pan de pascua casero y me los han alabado hasta el infinito. Si uno tiene talento en algo: la cocina, las artes manuales, la costura, etc., no hay mejor regalo que el que encierra toda la destreza de la que la Naturaleza tan sabiamente nos dotó. No todos los talentos se pueden convertir en regalo y no hay nada de malo en regalar un objeto comprado, pero no nos pasemos de la raya y terminemos con la línea de crédito reventada.

Y si, a pesar de todo, su Navidad no es feliz como cuando murió mi abuelita en la Nochebuena, piense que así es la vida y ya habrá momentos mejores. La Navidad es para los niños.

Que tengan un diciembre tranquilo y lo más libre de deudas posible. Nos leemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la navidad siempre tiene algo, o se las ingenia para ponernos tristes. hace algunos años atras, me deprimia mucho el consumo: sentía que las personas desviaban el sentido (por cliche que sea) para ocupar de forma egoista sus propias necesidades. algo asi como "me siento bien por regalar".

reparo en una imagen tuya que es cierta: en nuestros años, si no habia no se regalaba. no estaba la invitación a endeudarse de por vida nis las trampas crediticias que prometen el paraiso de la gratificacion inmediata. Puede que hayamas vivido mas frustrados, pero eso nos sirvió a algunos a valorar mas las cosas. En estos dias, solo veo como gente compra (lo que no esta malo) casi sin detenerse a pensar el por qué o si realmente es necesario.

la navidad perdió. yo no soy creyente, empero otorgué a estas festividades un significado. Reconozco la moral cristiana y lo que entregó el mensaje; si bien, podemos ser consecuentes toda una vida, los recordatorios para ser "personas de buena voluntad" no vienen mal. observando lo que pasa en el pais y cómo reacciona la gente, sé que nos falta mucho. pero en estas fiestas, sea lo que fuere que celebre cada quien, no hay que olvidar lo esencial. un analisis de vez en cuando no hace mal.

y eso es lo que nos hace falta.

saludos.