O el gringo me quiere o tiene demasiada paciencia para ser humano.
El sábado antepasado me acompañó a ver a Eleven2 (un tributo chileno a U2) a pesar de que él no tenía ningún entusiasmo por la discografía del cuarteto irlandés, excepto en el Rattle and Hum, pero sería.
La cosa es que él estaba MUY cansado, porque habíamos ido al Duende el día anterior y, aunque no hicimos calabaza muy tarde, de todas maneras salir agota.
El pobre tenía ojitos de "muero de sueño" pero cara de "qué rico que lo estás pasando bien, estoy feliz de estar aquí contigo".
Hasta a mí se me hizo largo, imagínense. Y eso que como yo había estado en cama y sin salir hacía más de un mes, lo único que quería era carretear.
Todo eso me dio una pista: sospecho que el gringo me quiere...
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