Querido doctor:
Le escribo esta desesperada carta porque creo que tengo un problema grave de adaptación con el resto de la Humanidad. Usted seguramente sabrá decirme con certeza si es así o no.
Mire, la cosa es que amo estar en mi casa con mi computador, escribir, escuchar ronrronear a mi gato y ver documentales en el cable.
No me interesa ir al mall, me aburren a morir los programas de variedad y no leo las revistas de la copucha farandulera.
Espero que no crea que esta carta es para molestarlo, lo que pasa es que necesito ayuda urgente, necesito adaptarme, encajar ¿sabe?
Yo estudio y trabajo como mucha gente de mi edad y, por lo tanto, tengo contacto a diario con mucha gente y, por más que lo intento, no logro enchufarme en las conversaciones de las personas que me rodean.
Odio las conversaciones de ascensor, me ponen incómoda los rumores de pasillo y me dan ganas de salir arrancando cuando alguien saca el tema de la última proeza del protagonista del reality de moda en "Gigantes con Vivi" (hasta me ponen mal genio y yo creo tener un carácter bastante tranquilo).
Creo que eso influirá negativamente en mi desarrollo profesional ¡No, no estoy exagerando! Véalo desde el siguiente ángulo: Si no logro hacer migas con mis compañeros ¿cómo voy a conseguir que me incluyan en los grupos de estudio?
¿Entiende ahora? O cuando tengo que ir a las reuniones hay tiempos de espera en que se habla de todo un poco y nada en particular ¿me explico?
Estoy convencida de que nunca obtendré un ascenso si no puedo articular una conversación de buena crianza.
¿Cree que soy sociópata? Porque me dan ganas de vomitar de tanta tontera que se habla en los taxis o en las peluquerías.
Todavía no pierdo las esperanzas de ser "normal", doctor.
¿Qué me recomienda? Le advierto que mientras no sea una alta dosis de consumismo, resignación y televisión nacional, accederé a tratarme con gusto. De lo contrario, enciérreme a la brevedad posible.
Saludos cordiales (eso me sale bien, ¿ve?)
su impaciente paciente
sábado, 31 de mayo de 2008
Sábado
Amo estar en mi cama los sábados, es lo mejor que uno puede hacer cuando afuera hace un frío de los mil demonios, jajajaja
En fin, creo que History Channel, NatGeo y Discovery serán hoy mi compañía
Soy feliz como una lombriz
En fin, creo que History Channel, NatGeo y Discovery serán hoy mi compañía
Soy feliz como una lombriz
jueves, 29 de mayo de 2008
Hoy nada me molesta
Hoy el sol brilla y mi vida es perfecta. Tengo toda una tarde por delante para descansar mi agotado corazón.
Todo es perfecto.
Amo ser yo. Amo estar en mis zapatos. No me cambiaría por absolutamente nadie en este Universo.
Sólo tengo amor para todos...
Todo es perfecto.
Amo ser yo. Amo estar en mis zapatos. No me cambiaría por absolutamente nadie en este Universo.
Sólo tengo amor para todos...
miércoles, 28 de mayo de 2008
De nuevo enojada con mi corazón
sé bien que no saco nada con tratarlo de músculo asqueroso y víscera maldita
eso definitivamente no lo va a sanar, pero estoy absolutamente harta de estar enferma
perdón por la autorreferencia, pero bueno este es mi blog...
eso definitivamente no lo va a sanar, pero estoy absolutamente harta de estar enferma
perdón por la autorreferencia, pero bueno este es mi blog...
domingo, 25 de mayo de 2008
¿Pelemos?
La gente mediocre ama pelar.
Resaltar al máximo las características de su víctima les hace sentir que, después de todo, cualquier cosa que ellos hagan o sientan no es tan mala comparada con las vilezas infinitas del objetivo en cuestión.
Existen los peladores sociales, que hablan mal de los demás por puro aburrimiento.
Éstos son los más comunes, los que leen revistas de farándula y alimentan sus pelambres con ellas, para luego tener entretenimiento en cualquier ocasión, el taxi, la peluquería o los eventos sociales.
Son inofensivos, pero me ponen en aprietos porque nunca me ubico en ese tipo de conversaciones y, la verdad, me ponen incómoda ya que no me interesan en lo más mínimo.
También están los peladores con rencor, como los familiares que nunca lograron llevarse bien entre sí, los amantes despechados que aborrecen a quien fue objeto de su amor con la misma fuerza con que idolatraron antaño, o los oficinistas que detestan a su jefe o a algún compañero de trabajo por celos profesionales o simplemente porque la idea de que alguien ose superar su mediocridad, los crispa en lo más profundo.
Los peladores con rencor pueden ser los más descarnados y a este nivel, la inocencia se desvanece rápidamente a medida que el veneno va saliendo de sus palabras afiladas como hojas de afeitar.
Por otra parte, con Internet ha nacido el tipo de pelador más despreciable, en mi modesta opinión: el anónimo.
¡Incluso puede ser alguien que ni siquiera nos conoce personalmente!
¿Se imaginan desacreditar públicamente a alguien que no han visto en su vida y sin una motivación económica como los opinólogos de TV?
Absurdo, por decir lo menos.
Y lo más triste es que pueden escribir aseveraciones atroces sin remordimiento alguno, como si estuvieran atacando a una figura abstracta que sólo existe en la red.
Los peladores cibernéticos ignoran al ser humano detrás del nickname. Esto último me parece una negligencia grave, que merece sanción moral a todas luces.
En fin, me cansé... ¿pelemos?
Resaltar al máximo las características de su víctima les hace sentir que, después de todo, cualquier cosa que ellos hagan o sientan no es tan mala comparada con las vilezas infinitas del objetivo en cuestión.
Existen los peladores sociales, que hablan mal de los demás por puro aburrimiento.
Éstos son los más comunes, los que leen revistas de farándula y alimentan sus pelambres con ellas, para luego tener entretenimiento en cualquier ocasión, el taxi, la peluquería o los eventos sociales.
Son inofensivos, pero me ponen en aprietos porque nunca me ubico en ese tipo de conversaciones y, la verdad, me ponen incómoda ya que no me interesan en lo más mínimo.
También están los peladores con rencor, como los familiares que nunca lograron llevarse bien entre sí, los amantes despechados que aborrecen a quien fue objeto de su amor con la misma fuerza con que idolatraron antaño, o los oficinistas que detestan a su jefe o a algún compañero de trabajo por celos profesionales o simplemente porque la idea de que alguien ose superar su mediocridad, los crispa en lo más profundo.
Los peladores con rencor pueden ser los más descarnados y a este nivel, la inocencia se desvanece rápidamente a medida que el veneno va saliendo de sus palabras afiladas como hojas de afeitar.
Por otra parte, con Internet ha nacido el tipo de pelador más despreciable, en mi modesta opinión: el anónimo.
¡Incluso puede ser alguien que ni siquiera nos conoce personalmente!
¿Se imaginan desacreditar públicamente a alguien que no han visto en su vida y sin una motivación económica como los opinólogos de TV?
Absurdo, por decir lo menos.
Y lo más triste es que pueden escribir aseveraciones atroces sin remordimiento alguno, como si estuvieran atacando a una figura abstracta que sólo existe en la red.
Los peladores cibernéticos ignoran al ser humano detrás del nickname. Esto último me parece una negligencia grave, que merece sanción moral a todas luces.
En fin, me cansé... ¿pelemos?
viernes, 23 de mayo de 2008
Necesito Descansar
Si me muriera un rato, tal vez podría descansar...
Estoy agotadísima
A veces pienso que me he esforzado demasiado este año:
intentar sanar mi corazón,
empezar una relación amorosa,
estudiar y trabajar
Suena a poco, pero es titánico, lo juro.
Cualquier resfrío picante me dispara la taquicardia y tengo que seguir funcionando como si nada.
Y con el corazón a mil, hasta subir una escalera o caminar una cuadra para tomar un taxi se me hace dificilísimo.
Necesito morirme un ratito, pero no puedo ahora, porque mañana tengo exámen del módulo 3, junta con los primos luraschi en la casa de mi hermana y mi nonna viene a quedarse a mi casa por una semana o más, aún no se sabe.
Tal vez me pueda morir un rato el próximo mes, tengo que ver mi agenda...
Estoy agotadísima
A veces pienso que me he esforzado demasiado este año:
intentar sanar mi corazón,
empezar una relación amorosa,
estudiar y trabajar
Suena a poco, pero es titánico, lo juro.
Cualquier resfrío picante me dispara la taquicardia y tengo que seguir funcionando como si nada.
Y con el corazón a mil, hasta subir una escalera o caminar una cuadra para tomar un taxi se me hace dificilísimo.
Necesito morirme un ratito, pero no puedo ahora, porque mañana tengo exámen del módulo 3, junta con los primos luraschi en la casa de mi hermana y mi nonna viene a quedarse a mi casa por una semana o más, aún no se sabe.
Tal vez me pueda morir un rato el próximo mes, tengo que ver mi agenda...
sábado, 17 de mayo de 2008
Perdón por existir
Lo siento, lo mío no es la normalidad. Todos esperan que me case con un hombre que use pantalones Dockers y camisas Polo, pero no es mi espíritu.
Tengo amigos de todos los estilos y tendencias, a todos ellos los quiero con el alma, pero definitivamente mi estilo no es conservador ni parecer maniquí de Privilege.
NO soy normal, nunca he sido normal y nunca voy a ser normal, me carga tener que estar peleando por ser como me nace y punto.
Los chilenos son tan poco tolerantes (lo siento, pero no me puedo incluir en este aspecto) a la diversidad que se ríen escandalosamente de las personas que son distintas, aún peor si son mejores. Quel merde!
La rebeldía me suena a adolescencia y yo ya la pasé hace rato, por eso se me hace cada día más difícil mantener mi postura sin que me tilden (además de rara) de vieja ridícula.
A veces me canso de todo eso, es mucho más fácil vestirse en Falabella, ir a misa el Domingo y socializar según lo establecido. El gran problema es que la gente le tiene miedo a lo desconocido, creen que porque usas sombreros puedes ser un sociópata o algo peor.
Traté, juro que traté de cumplir con las expectativas de mi tradicional familia ¡pero yo no soy así!!!
NO me resultó.
Lo siento, perdónenme por favor. Los quiero mucho, pero no puedo traicionarme, al final siempre termino mostrando la hilacha de mis tendencias alternativas y liberales.
C'est ma vie...
Tengo amigos de todos los estilos y tendencias, a todos ellos los quiero con el alma, pero definitivamente mi estilo no es conservador ni parecer maniquí de Privilege.
NO soy normal, nunca he sido normal y nunca voy a ser normal, me carga tener que estar peleando por ser como me nace y punto.
Los chilenos son tan poco tolerantes (lo siento, pero no me puedo incluir en este aspecto) a la diversidad que se ríen escandalosamente de las personas que son distintas, aún peor si son mejores. Quel merde!
La rebeldía me suena a adolescencia y yo ya la pasé hace rato, por eso se me hace cada día más difícil mantener mi postura sin que me tilden (además de rara) de vieja ridícula.
A veces me canso de todo eso, es mucho más fácil vestirse en Falabella, ir a misa el Domingo y socializar según lo establecido. El gran problema es que la gente le tiene miedo a lo desconocido, creen que porque usas sombreros puedes ser un sociópata o algo peor.
Traté, juro que traté de cumplir con las expectativas de mi tradicional familia ¡pero yo no soy así!!!
NO me resultó.
Lo siento, perdónenme por favor. Los quiero mucho, pero no puedo traicionarme, al final siempre termino mostrando la hilacha de mis tendencias alternativas y liberales.
C'est ma vie...
viernes, 16 de mayo de 2008
AHORA
EL PASADO NO EXISTE, EL FUTURO ES INCIERTO
TODO LO QUE TENGO ES EL AQUÍ Y EL AHORA
LO QUE SEA QUE HAGA EN ESTE PRECISO MOMENTO LO HARÉ CON EXCELENCIA Y COMO SI NO HUBIERA NADA MÁS IMPORTANTE EN EL UNIVERSO
martes, 6 de mayo de 2008
La procesión va por dentro
Sé que no fue un fracaso absoluto la intervención, pero aún así me siento desilusionada, derrotada, cansada, frustrada
Porque el panorama de no volver a ver a un cardiólogo se diluyó en un mar de ciento treinta latidos por minuto
Tengo rabia, tengo pena, quiero gritar y patear, pero no me doy permiso para eso, porque debo estar agradecida de haber sobrevivido hasta ahora...
La procesión va por dentro
Porque el panorama de no volver a ver a un cardiólogo se diluyó en un mar de ciento treinta latidos por minuto
Tengo rabia, tengo pena, quiero gritar y patear, pero no me doy permiso para eso, porque debo estar agradecida de haber sobrevivido hasta ahora...
La procesión va por dentro
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