lunes, 16 de noviembre de 2009

Moderación



El cuidado personal definitivamente no es mi fuerte. Ayer en una reunión familiar me lo comí todo (sobre todo chancho que me hace pésimo) y obviamente me dio una jaqueca del porte de un buque que todavía deja sentir sus réplicas.

La lindura de irresponsable (o sea yo) -encima de todo- ni siquiera pudo irse manejando de vuelta a su casa, así es que mamá gringa y gringo tuvieron que llevarla en su auto a la muy perla para que PiWi volviera a su camita techada. Y después pedirle a papá gringo que los fuera a buscar.

Mientras la pastel estaba muriendo en su cama, deseando retroceder el tiempo y haber comido menos pebre, maní, quesos y demases para que no se le partiera la cabeza, el sudor helado no resbalara por el interior de sus codos y los escalofríos la dejaran en paz, el gringo estaba a su lado, haciéndole cariño en el pelo y muriendo de alergia gatuna, pero resistiendo sus embates estoicamente y negándose a moverse de su lado hasta que llegara la mamá y dejarla sana y salva en los brazos maternos.

Resultado: la muy fresca movilizó a toda la familia de su pololo un domingo en la noche, momento en que cualquier hijo de vecino lo único que quiere es descansar y prepararse psicológicamente para comenzar la semana al día siguiente. Y por supuesto hoy muere de rabia por ser tan descuidada.

Moraleja: Siempre es tiempo de comenzar a aplicar Moderación en Mode On.

Epílogo: Aunque según el gringo no sea necesario, le agradezco a él y a toda su familia por las infinitas molestias que se tomaron para trasladarme y cuidarme ayer en la noche. Sé que no las merezco pero haré mérito para que así sea.

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