sábado, 23 de mayo de 2009

Visita del Gringo



Para variar estoy enferma de nuevo, esta vez de la garganta (creo que es la segunda vez en el año, pero me he enfermado tanto y de tantas cosas que ya no llevo la cuenta). Mi mamá se contagió con los niños y me pasó los bicharracos ¡puaj!

Los preescolares son fuentes inagotables de gérmenes.

En fin, el punto es que ayer cuando le conté al gringo al tiro se preocupó, incluso me preguntó si andaba trayendo ropa de abrigo porque en la noche iba a llegar tarde a la casa.

Nadie nunca se había preocupado así de mí, excepto mi madre.

Hoy vino a verme el gringo y estuvo sentado al lado de mi lecho de enferma. Por suerte yo ya tenía cara presentable, se me había pasado el dolor muscular, la cefalea y el poco de fiebre de la noche anterior, que no fue la más feliz y descansada de mi vida, en todo caso, pero he tenido peores.

Recién se había cortado el pelo y arreglado la barbita candado. Se veía estupendísimo (ahora el lector puede imaginarme con la lengua afuera y la boca hecha agua).

Yo no quería que él viniera, porque me da susto pegarle los bichos, después de todo su hermano también está enfermo y es posible que yo lo haya contagiado. En todo caso estoy en la etapa transmisible de esta cochinada, así que mientras más aislada esté, mejor.

La parte más difícil es que me he hecho adicta a sus besos y tenerlo a mi lado sólo de la mano y sabiendo que no puedo ni acercar mis labios a los suyos fue una verdadera tortura. De todas maneras mucho mejor que pasar todo el fin de semana sin verlo.

Bueno, me espera un fin de semana de cama y soledad ¡habrá que sacarle provecho, entonces!!!

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