lunes, 26 de enero de 2009

Esa convulsión en la vida que se llama vacaciones

Una persona que tiene un trabajo en una oficina como yo, que debe cumplir con un horario y miles de reuniones, informes, solución de problemas y muchas otras cosas por el estilo durante todo el año, cuando enfrenta las vacaciones se encuentra como un prisionero que es liberado de la noche a la mañana: no sabe qué hacer con tanta luz y libertad.

En el período vacacional uno trata de hacer todo lo que normalmente no puede: viajar, descansar, ver a los amigos, perder el sentido del tiempo sin que importe en lo más mínimo y una larga lista de etcéteras.

La cosa es que por una parte el tiempo es limitado (nunca alcanzas a hacer todo lo que quisieras, lo que crea una angustia atroz) y por otra, cuesta ajustarse a los "no horarios", mal que mal estar tres semanas seguidas sin tener que levantarse y salir corriendo a la pega es un cambio de rutina brutal.

Creo que por eso mucha gente no se toma las vacaciones y prefiere que se las paguen.

En las vacaciones también uno se desconecta de "lo que es" todo el año, del papel que asume, el jefe, serio, responsable, mesurado, con una imagen qué cuidar. Y llega el momento de estar con uno mismo y, bueno si no te gusta lo que eres, simplemente no puedes soportarlo y por eso te llenas de millones de actividades, para no estar solo.

A mí siempre me vienen regio las vacaciones y lo que más me gusta es viajar y ver a mis amigos, salgo de mi ostracismo habitual y disfruto como china durmiendo a cualquier hora, leyendo toda la noche y perdiendo el tiempo miserablemente en reparar mi dañada salud mental durante el año...

¿Y tú qué vas a hacer con tus vacaciones?

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