viernes, 23 de enero de 2009
La Sueca y El Gringo
Hoy íbamos saliendo de un bar con el gringo y él oyó que nos decían: "One coin, please" ¡¿"One coin, please"?! ¡¿En pleno Providencia?!
¡Plop! ¿Por qué la gente jura que somos gringos?
Llevamos juntos 4 meses y ya nos ha pasado dos veces. En Arica también nos gritaba un vendedor de poleras "Come, come!" asumiendo nuestra extranjería ¿Qué?
Es decir, si bien ambos somos de tipo caucásico, y a pesar de que yo no soy muy alta, eso no es razón suficiente para llevar a la conclusión automática de que somos de afuera. Perdón, pero este país está lleno de inmigrantes y cualquier persona que vaya a Vitacura o Las Condes puede constatar que existe muchísima gente de nuestras características que pueden ser descendientes de teutones, pero son más chilenos que los porotos.
Es verdad que mi genética es más del 50% europea y que nací rubia, de piel blanquísima y ojos celestes, pero soy absoluta e indiscutiblemente chilena. Nunca he vivido en ninguna parte que no sea Chile y, si bien viajo mucho, mi cultura es totalmente nacional y me comporto como tal en cualquier situación.
Realmente no entiendo en qué radica la confusión, francamente es un misterio total para mí, sin embargo no es nada nuevo.
Desde mi primer viaje a California me confundían con estadounidense, después en México obviamente me hablaban en inglés y siempre que entablo una conversación en ese idioma me preguntan de dónde soy y mi interlocutor se queda atónito porque: o mi lengua materna es el español o soy de Chile y allí la lengua materna no es el inglés, cosa que no les cabe en la cabeza.
En Sudáfrica juraban en todos lados que yo era alemana, seguramente por la facilidad con que interpretaba el afrikaans (lo entiendo pero no puedo leerlo ni escribirlo) que es una mezcla entre el danés, dialectos locales y el inglés muy fácil de comprender para los anglosajones y más específicamente para los nacionales del país germánico. Y eso que, si bien el pololo que me acompañaba en ese viaje, era muy blanco y tenía nombre y apellido alemanes (más específicamente su apellido era austríaco), su pelo era oscuro así como sus ojos, por lo tanto tampoco por el aspecto físico tenían pie para confusiones.
Ahora que ando con el gringo supongo que hay más razones para inducir a un error de esa naturaleza. De hecho nuestra típica talla es que él es "el gringo" y yo soy "la sueca" (por alguna razón él me encuentra aspecto de una mujer de esa nacionalidad).
Yo no soy prejuiciosa en ese sentido, tal vez puedo creer que la gente religiosa es inofensiva pero supersticiosa y despreciar secretamente a quienes no saben sacar el 10% de una cifra o hablan de la ciencia como si fuera algo incomprensible sin haberse preocupado de informarse adecuadamente (me carga la gente que se jacta de sus comentarios acerca de lo que no sabe para darse ínfulas de culto y puro mete la pata todo el rato, "si no sabe no opine, no joda, quédese calladito, así no le entran moscas" cantaban los Chancho en Piedra), pero el color de la piel, los ojos o el pelo no son motivos de amistad ni enemistad, me es totalmente transparente.
Por otra parte, he podido constatar con pena que ha habido gente que ha querido estar conmigo por mi apariencia física (los rasgos europeos, no me considero una belleza aunque hayan querido hacérmelo creer así ¡qué estupidez!) y me ha sido especialmente ingrato cuando ha sido por motivos de arribismo, me parece repudiable y una forma de utilización barata y banal... Ud. no lo haga, los seres humanos no queremos ser usados como símbolo de estatus o que nos paseen como un trofeo. La discriminación es fea en cualquier sentido (para arriba y para abajo).
Aparte de ese lado ingrato de la situación, todo este asunto me parece muy gracioso y altamente anecdótico, por lo que seguiremos siendo "la sueca" y "el gringo".
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