¡Qué heavy! Según El Mercurio, En 2008 hubo un divorcio por cada tres matrimonios en Chile, lo cual no es ningún orgullo ni ninguna alegría, pero harto que costó tener una ley de divorcio y me llamó potentemente la atención.
En resumen, desde que existe el divorcio (2005) cada vez hay más gente divorciada, lo cual puede parecer absolutamente obvio, ya no tienen que hacer una nulidad toda mula, pero sólo en 2008 hubo la mitad de divorcios que de nulidades entre los años 2000 y 2005. Y eso que la encuesta CASEN reveló que cada vez se casa menos gente (ver CADA VEZ MENOS CASADOS) lo que llevaría a pensar que la cantidad de divorcios disminuiría, pero no...
El análisis del artículo de El Mercurio da a conocer que la mayor parte de los divorcios se producen en personas del segmento etáreo correspondiente a entre los 30 y 49 años, específicamente a los 35 años en las mujeres y a los 38 en los hombres, la razón central que da el artículo se focaliza en los cambios sociales como la integración de la mujer al trabajo y la poca participación masculina en las tareas domésticas (créanlo o no me ha tocado escuchar machos que creen que "esas cosas son negociables" ¿hay algo más egoísta? algo así como "yo te doy sexo y tú me recoges la ropa sucia"), pero yo creo que hay algo más de fondo.
Me parece que mucha de la gente que se casa no tiene las características necesarias para hacerlo. Me explico:
- Los inmaduros o la gente que nunca creció no sabe vivir en pareja, espera que todo se arregle con el matrimonio y no saben que sólo están cambiando los problemas de la soltería por los de la vida de casados,
- Quienes no han tenido una familia bien constituida (padres casados), no es su culpa, ojo que esto no es un juicio de valor, es una constatación empírica de que eso influye notablemente en la cantidad de separaciones y divorcios, porque no han vivido una dinámica de pareja unida y no conocen el día a día de una familia y eso les crea una inseguridad incompatible con el matrimonio,
Sin perjuicio de lo anterior, una persona común y corriente puede perfectamente aburrirse de los problemas que el mundo de la monogamia trae y decidir terminar la relación que creyó era para toda la vida, sobre todo si el marido o la mujer no cumple con las expectativas que él o ella se hizo antes de dar el gran paso. Y asimismo, lo anterior no implica que las personas solteras sean inmaduras o geniales,
- Los enojones, quejumbrosos y mal genio: hace mucho más difícil la convivencia llegar a la casa y ver caras largas, una larga serie de reclamos contra cualquier cosa y los consabidos gritos. Estas características no distinguen género y en el lenguaje popular se les denomina "la bruja" o "el ogro". Se puede contrarrestar con paciencia, calma y buen humor, justo lo que me recetó el médico,
Para qué decir cuando hay hijos de por medio, el divorcio es más nefasto aún, los niños sufren y, según el artículo de El Mercurio, un 25% de ellos tendrá problemas con las drogas.
Pero tengo la firme convicción de que siempre es mejor un divorcio a tiempo que una vida miserable al lado de una persona a la que ya no se ama. Después de todo, la sabiduría popular dice que "soldado que arranca sirve para otra guerra".
Otro aspecto que influye en la ruptura del "sagrado vínculo" es tener que vivir con la familia de tu cónyuge, hasta el más santo de los mortales termina tirando la toalla, he escuchado demasiados casos al respecto como para no convencerme de ello, nuevamente la sabiduría del pueblo nos ilumina con su "el casado casa quiere".
Resumen de mi punto de vista: el matrimonio es cosa de dos, no es un camino fácil, requiere adaptación y cooperación de ambas partes, el gusto a leche de alguno de los contrayentes es contrapuesto al estado civil del matrimonio y se debe pensar muy bien antes de hacerlo, pero si no hay vuelta qué darle lo mejor es el divorcio y volver a intentarlo, total para eso la vida es una sola "y qué jué"...
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