Esta es la tercera vez que voy. La primera fue con el Igna y las 2 consecutivas con el gringo. Amo este lugar. Me provoca nostalgia de cosas que no viví y probablemente nunca viviré.
La carta es principalmente tablas, pastas, ensaladas, postres y tragos netamente italianos o argentinos (los tragos tienen más variedad en los clásicos nacionales).
No es barato, pero es pagable y el ambiente es increíble. Me encanta mirar por el ventanal a la gente que circula por Providencia, mientras estoy sola. La selección de música es de todo mi gusto y la gente es repiola.
Lo que más me gusta: la gancia batida, no la he visto en ninguna otra parte. Hay que probarla antes de morirse.
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