Fuimos del viernes al sábado con el gringo a Las Cruces.
El terminal de buses estaba atestado y había retraso en la salida de los mismos. Esperamos sentados en su bolso sobre la cuneta conversando de la vida, mientras un mar de gente transitaba a nuestras espaldas.
Yo estaba un poco nerviosa, porque ir de viaje (aunque sea corto) con alguien a quien no conoces mucho no es lo mismo que salir un par de horas en la noche y calabaza, calabaza, cada uno para su casa.
Com mi temor de no agradar a cuestas, me subí al bus con mi mochila y mi MP4 lleno de canciones de Metallica. El viaje fue placentero, conociendo lugares que nunca había visto, alejándome de Santiasco y toda su mierda.
Cuando vislumbré el mar fui feliz.
Los preparativos domésticos hicieron que me diera cuenta que después de seis años de ingeniería y varios ramos de termotecnia, diseño de plantas, etc. no soy capaz de instalar un balón de gas. Menos mal que todo nos lo tomamos con humor y salimos del paso, si no hubiera sido muy desagradable.
Creo que caminé como hace muchos años no lo hacía. Subí pendientes, caminé por las rocas, como cuando tenía 15. Él fue muy considerado conmigo, haciendo pausas y yendo a mi ritmo, afortunadamente mi corazón se portó bastante bien.
Las Cruces es un balneario bastante distinto a Las Rocas de Santo Domingo, donde iba con mi ex. Como dice el gringo, Santo Domingo "es más pituco", tiene razón, Las Cruces es harto más encantador.
Conocí la casa de uno de los pocos seres pensantes en Chile: Nicanor Parra. Por supuesto, el populacho le había puesto a su auto un pedazo de papel Confort con algunos insultos que no tuve estómago para leer. ¿Qué mierda tiene la gente en la cabeza? Lo único que se me ocurre es teleseries y mall, no puede ser otra cosa. El gringo me contó que le habían rayado la casa con la leyenda "la anti-casa" y el auto con "el anti-auto" Qué rabia debe haber pasado don Nica. Ahora sólo estaba la puerta rayada, decía "anti-poesía", bastante más digno, aunque igual de invasivo.
Le agradezco muchísimo al gringo el abrirme las puertas de su casa y de un pedazo de su vida. Fueron días excelentes, en los que descansé poco pero lo pasé bien. En todo caso, como él díce: "Lo importante es el conocimiento"
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