Ayer me ha pasado algo de lo más insólito. Resulta que iba en la micro hacia la Escuela Militar, había planeado bajarme ahí y caminar hasta mi casa. Como había un taco interminable en Providencia, me puse a leer mi libro y me olvidé del mundo entre los adjetivos bucólicos en francés. De pronto, me salgo del asiento para dejar pasar a la persona que iba sentado al lado de la ventana y me vuelvo a sentar. Por casualidad levanto la vista y... ¡estaba en el Apumanque!!!
¡La micro había avanzado cual helicóptero sobre el taco y en 2 segundos estaba en Apoquindo con Manquehue!!! Sólo atiné a bajarme y me acordé que mi mamá me había dicho que iba a comprar un regalo para el hijito de una prima que está por nacer en estos días. Voy a la tienda Colloky y ahí estaba ella. Casi se desmaya de la pura sorpresa.
Uno hace miles de planes y se olvida de que la vida siempre tiene la última palabra...
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