miércoles, 24 de junio de 2009

L'Influenza Suina



Empezó el baile.

Resulta que anteayer una amiga de la pega me encaminó a la casa en su auto y se sentía muy resfriada.

Ayer no vino a trabajar y le pidió a otra compañera que me avisara que se sentía pésimo. Obviamente pasándose el rollo de que podría tener la influenza humana y que me podría haber contagiado. Yo le cuento esto al gringo y a mi mamá.

Hoy la llamo para saber cómo está y agradecerle por avisarme que estaba enferma y lo primero que me dice al contestar el celular es: "No tengo AH1N1". Llamo a mi mamá para decírselo y respiramos aliviadas.

Suena el teléfono: es el gringo que me avisa que la persona que trabaja en la oficina contigua a la suya acaba de saber que tuvo AH1N1 (no se hubiera dado cuenta si no hubiese contagiado a otra persona que tuvo todos los síntomas y está "p'al gato"). Aprovecho de avisarle lo de mi amiga.

Conversamos un rato analizando las posibilidades de que él se hubiera contagiado la semana pasada (estuvo con dolor de garganta), de que yo me hubiera contagiado por mi parte con otra persona de mi trabajo que sí está enferma de gripe AH1N1 (me duele levemente la garganta al tragar) y de que nos hubiésemos contagiado mutuamente (él a mí o yo a él).

Está fuera de discusión que no nos dejaremos llevar por la paranoia, ni vamos a dejar de vernos por la posibilidad de contagio. Si uno de los dos se enferma y se confirma que es la influenza humana, entonces se aísla del resto de la Humanidad, sigue su tratamiento y punto.

En fin, quiéralo uno o no, esta enfermedad se ha transformado en un tema cotidiano que afecta nuestras decisiones. De todas maneras, me niego a limitar demasiado mi vida por esta causa. Y tú, ¿te quedarás en casa?

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